lunes, 23 de mayo de 2011

Ahora sí, 'España se rompe'

Manifestantes en Madrid. Foto tomada del Facebook del Movimiento 15M.
Los resultados electorales del 22 de mayo lanzan un mensaje muy claro, no ya al Gobierno presidido por Rodríguez Zapatero, con un castigo más que previsible desde hace meses debido a la crisis, sino al PP: no importa lo que hagáis ni qué tan grave sea, siempre os votaremos. Estamos acudiendo a la berlusconización de España.

España es, histórica y culturalmente, un país de inercias y reticencias que apenas hace unos días varios miles de ciudadanos están intentando romper. Pero tal vez debido a una especie de ley de complementos, al mismo tiempo que miles de personas se están organizando para intentar cambiar la estructura política del país y hacer una democracia menos bipartidista, más justa y participativa, los votantes se volcaron con el PP (casi 8 millones y medio contra los poco más de 6 millones que votaron al PSOE) para darle el mejor resultado de su historia y un poder sin precedentes en Democracia.

También es justo señalar que estos resultados se dan con apenas el 50 por ciento de la participación electoral y con más de medio millón de votos en blanco. La abstención y la protesta inútil del voto en blanco pueden interpretarse como una especie de inconformidad, pero ni una ni otra consiguen realmente nada.

Pero lo grave de estos resultados electorales es que ningún candidato imputado por corrupción lo pagó en las urnas (todos ganaron), y Mariano Rajoy, líder del PP, debe estar pensando que su decisión de no apartar a sus candidatos con procesos judiciales abiertos fue más que acertada, y con toda razón, ya que los hechos confirman que los votantes del PP no sólo son un voto cautivo, sino también ciego.

A partir de ahora, los políticos se sentirán con carta blanca para delinquir, sobre todo los de derecha, no porque sean más proclives al delito sino porque sus votantes son más fieles que los de centro o los de izquierda. Por esa misma razón, el PSOE y sus ramificaciones autonómicas siempre deben luchar más para no desencantar a sus bases, siempre más críticas y volubles.

Así las cosas, también podríamos estar presenciando el inicio de una ruptura social en la que, por un lado, están los que piensan que los cambios económicos, políticos y sociales que necesita España no podrán venir de la clase política, y ya están trabajando en proponer alternativas desde las plazas españolas. Eso sí, siempre dentro de la democracia.

Por otro lado están los que creen cada vez más firmemente que la derecha española, con todos sus defectos y corruptelas, ha sido y será siempre la manera más eficaz de que las cosas no cambien, o lo hagan lo menos posible. Y cuando se refieren a que no cambie, se refieren a que España no se debería haber alejado tanto del franquismo. Esta parte de la sociedad española es partidaria del autoritarismo sobre la democracia para mantener el estado de las cosas.

Por eso, el grito de supuesta alerta que tanto le gusta a personajes como el expresidente José María Aznar frente a los nacionalismos vasco y catalán, "España se rompe", es el más claro ejemplo del afán de retroceso a los años del Caudillo, el de la España única donde no tenía cabida lo que no fuera castellano y católico.

Pero esta vez España no se fragmenta en nacionalismos, sino entre quienes quieren romper la inercia y la hipocresía de las componendas de la Democracia y los que siguen empeñados en volver atrás o, como mínimo, dejar todo como está. Esta vez no se trata de fascistas contra republicanos, ni de españolistas contra nacionalistas vascos o catalanes, ni de madridistas contra culés. Por una vez en España se han unido todos los conscientes con ganas de emprender un cambio contra los partidos y sus masas manipulables. España se rompe entre la razón y la inconsciencia cómoda.

2 comentarios:

  1. Qué razón tienes!

    lo pensé la noche de las elecciones: es como Italia, que nadie se lo explica pero Berlusconi sigue ahí...

    Lo malo es que Italia e incluso Alemania está ya girando a la izquierda y nosotros siempre los últimos, seguimos rectos para estrellarnos...una lástima!

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  2. Hola Malpelo... pues sí. Y creo que pasan dos cosas: que la gente creía que el PSOE ya era una izquieda, cuando nunca lo ha sido realmente. En todo caso es un partido de centro. La segunda es que hemos creado un monstruo. Desde ahora el PP hará aún más de las suyas y con más morro si cabe, ya que se sienten respaldados por los votantes. Debe ser el único país donde, ante los problemas, pide que le den aún más... debe ser la culpa católica. Un abrazo y gracias por comentar.

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